lunes, 25 de enero de 2010

LA BUENA O MALA SUERTE...

Este domingo por la mañana salí con mi B.T.T. tras casi 1 mes sin poder sacarla por el tema de nieves, lluvias, ... y la verdad es que la cogí con ganas. El suelo estaba perfecto para disfrutar, blandito pero sin barro líquido, con lo que agarraba muy bien, el día como me gusta a mi, fresquito y bastante humedad ambiente. El caso es que no quise irme muy lejos y dar 2 vueltas a un circuitillo de 11 kms. que me gusta mucho por la zona de San Pascual, una zona bastante chula para la BTT.

El caso es que en la última bajada me vino a la mente una situación vivida hace 5 ó 6 años: en el mismo sitio, casi a la misma hora de un domingo, pero quizás 5 ó 6 segundos más tarde, volvió a aparece un coche en dirección opuesta a la mía. Aquel día bajaba "enchufado", miré algo desde arriba, pero dio la casualidad de que hay una zona "muerta" que no se ve, y el coche se había metido ya en ella. Así es que bajé confiado, y al salir de la curva ciega, me tope de frente con el coche dándome una castaña de impresión contra él, saliendo volando por encima y teniendo la tremenda suerte de sólo fisurarme el nudillo DEL DEDO MEÑIQUE IZQUIERDO, y la horquilla de la bici partida (lo de menos). Alucinante. Pensaba que me mataba (podía ir a más de 30km./h.) y al final sólo fue eso. Desde entonces me tomo esas "curvas ciegas" de otra manera, ya no voy confiado y sin pensar, sino que me aseguro lo que puedo. No es que me pare y me asome a la curva, je, je, je,... sino que procuro frenar más y pasar por fuera todo lo que puedo. Siempre puede haber mala suerte, pero intento no jugármela tanto. Aquel día miré, pero tuve mala suerte... pero reconozco que otras veces la habré tenido buena y no lo quieres pensar (cuantas veces has pasado una curva y a los 100 metros venía un tractor...).

Así es que esta vez vi el coche (todo terreno para más desgracia si no lo llego a ver) desde arriba por suerte, llegué a la curva antes que él sabiéndolo y CADA UNO PASO POR SU LADO, pero se me puso carne de gallina pensando en aquel día y en el daño que podía haberme hecho y en esta cuestión de la buena o mala suerte, de las puñeteras casualidades de la vida.

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